¿Qué misterio es la pérdida de memoria?, ¿Dónde van mis recuerdos?, ¿Dónde encajan mis familiares, que me miran y escudriñan como si no fuera yo?. Yo tampoco les reconozco cuando les veo.
¿Por qué existe esta barrera entre nosotros que impide unirnos en esta realidad?, ¿Dónde se quedan mis cicatrices, son solo marcas ajenas en mi piel que no sé cuándo me las hice ni el motivo?, ¿ En qué lugar estoy?, ¿En qué realidad vivo? ¿Soy real?.
Una vez soñé que estaba cerca del mar, al lado de la orilla habían rocas y arbustos, y a lo lejos montañas. El día estaba nublado, pero recuerdo claramente que me metí en el mar con ropa y me sumergí por completo, y cuando volví a emerger me encontré en un lugar diferente. Salí del agua y vi el sol, sentí la brisa del mar y estuve indagando a mi alrededor. Descubrí piedras preciosas, plantas exóticas y un paisaje encantador. Me sentía en paz, en casa, lista para recorrer este universo inexplorado en el que nada me impedía sentirme libre. La sensación de libertad era tal, que creía que tenía alas, de esas que se despliegan y al hacerlo agitan el viento de una manera única, un sonido seco, contundente y poderoso. Yo, con alas formidables, fuertes y resistentes para poder volar donde quisiera. Pegadas a mi piel, parte de mi musculatura. Y cuando me exploré a mi misma ví que tenía un cuerpo sano, cualidades físicas óptimas, una mente lúcida y una motivación excepcional!. ¡Como si al bajar a las aguas hubiera resurgido una nueva criatura perfecta para vivir en este nuevo cosmos!. Sentí que si saltaba, me elevaba, mis pies dejarían de pisar tierra firme.
Miré atrás pero no reconocí de dónde había salido ni cómo había llegado hasta allí. Solo veía el mar desde la orilla, con mis descomunales alas, lista para volar. Y lo decidí, dejé atrás el portal, no miré más en esa dirección, mis alas me cautivaron porque soñaba con esa libertad. Nunca más volví a sumergirme en el océano para pretender volver al lugar de donde procedía. Ahora estaba en otro plano, y olvidé quien fui, como si nunca hubiera ocurrido, como si jamás hubiera vivido otra vida más que esta. Aquí soy real, aquí soy libre y no tengo intención de no serlo.
En memoria de las millones de personas que nos han dejado por la enfermedad del Alzheimer.